a la que le gusta pasar las noches sentada en la azotea más alta de Madrid y teorizar sobre aviones, galaxias y grumos en el colacao Por las mañanas me arrastro vestida hasta la oficina. El encuentro con la normalidad más aplastante con el qué tal cansado y automático Despertar es un regalo hasta que aparece el dolor abdominal al encender la televisión o leer el periódico Sueño con seguir despojándome de mentiras hasta quitarme incluso la piel por la que han rodado algunas de mis más espeluznantes pesadillas Conforme pasan los años el sol, la luna y los planetas siguen siendo los mismos desconocidos bajo los que nos creemos omnipotentes Es cuestión de tiempo que el mundo dé su última palabra No será de ningún partido ni militará bajo ningún seudónimo La última palabra se vestirá de domingo y Dios o su representante darán paso al broche final con el que se demuestre que al final no existe nada SG