Después de pasear las sendas con los molinos insaciables, atrapando el polvo, agarro mis huesos fuerte y dejo de repartirme. Hace tiempo que rebasé las aguas fugitivas. Hace tiempo que me alisté a los pétalos del amor deshojados, por atajos de fluidos temporales. Me gustan las almas puras, las que no tienen miedo de vaciarse. El paraíso, está hecho de fuego y mármol. He desvestido las noches, he regalado mi úlcera transparente, me he encerrado con locos en sus celdas vertiendo de forma inagotable el placer de la curiosidad. Hoy, sin embargo, cierro la noche. Mi fresca sonrisa seguirá siendo un lago sin fondo donde renacer libres. Mi boca seguirá inventando nombres con los que conducir por ruta salvaje, hacia el sueño. Pero mi corazón, cansado, sólo será ya cuando se pose en mí la pulpa de la inocencia. msg