que separa, los besos de la vida, detengo las mariposas. Reconozco al viejo animal herido que fui, y que siempre vuelve. Alterno la dura realidad con mis ideas, danzo como una marioneta esperando encontrar al presente sin máscaras. En este eterno oficio de diluir los nudos del estómago sobre sueños imposibles, el aire fugitivo de fondo se acuesta conmigo cada noche. MATY.
Las palabras no se las lleva el viento.