su voz desconocida suplicando ternura. Recuerdo los aullidos externos la pesadumbre en los platos la suciedad humedeciendo el mantel. Recuerdo mis manos sobre sus huesos rotos la bombilla a punto de fundirse el reloj de pared estropeado. Su última comida, su última palabra sobre el campo de batalla. Tras un último vistazo al corazón, tras esparcir el polvo, la vida siguió como si nada. msg
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